Autorretrato confinado
Primer lugar en la Tercera Bienal Nacional de Autorretrato Rubén Herrera
La pintura de José Antonio Farrera es quizá una de las propuestas dramáticas más decididas del entorno pictórico contemporáneo en México, escribió el historiador y crítico de arte Santiago Espinosa de los Monteros y precisa:
Se trata en todo caso de un pintor dueño de una mirada descarnada y amorosa al mismo tiempo. Su pintura es dramática justamente porque en ella hay personas, es decir, seres depositarios de historias, vivencias, sujetos de virtudes y conflictos pero, sobre todo, seres confinados y acotados en el tiempo al que Farrera atrapa como cazador de grandes especies.
Cuando el pintor recurre al autorretrato, crea la imagen más sincera que tiene sobre su persona, no solo se trata de la presencia del pintor ante una variante más del retrato pues posee connotaciones que afectan directamente a la intimidad de su autor.
Creo más bien, que su objetivo va más allá de apresar una semejanza que se limite al parecido físico: se convierte en un testimonio susceptible de ser utilizado como medio para el auto-análisis y como una fuente para recabar información.
Su tarea es dar valores táctiles a impresiones retinales que incidan en la percepción del espectador.
Lo que un pintor investiga no son las leyes del mundo físico, sino la naturaleza de nuestras reacciones ante el mismo.
Ernst Gombrich
Esta cita es una constante en la pintura de Farrera.
La obra de José Antonio Farrera Autorretrato confinado II. El abrazo (2021 Óleo sobre tela. 80 x 90 cm) premiada con el primer lugar de la Tercera Bienal Nacional de Autorretrato Rubén Herrera, es un testimonio de la práctica pictórica del autor que lo consolida como el destacado pintor que es y su compromiso con la pintura.
En esta obra no hay ocultamientos – vuelvo a citar a Santiago Espinosa de los Monteros –
Las develaciones son totales y las confidencias permanecen en el terreno de la especulación. Así es como deben estar.
En lo personal, este Autorretrato confinado II de José Antonio Farrera, realizado durante esta etapa histórica de la pandemia por la Covid-19, me parece un gesto de gran intimidad del artista en la complejidad de estos tiempos.
El protagonismo inevitable de la mirada en el cuadro, nos remite a nuestro propio confinamiento, es mirar en la obra los rasgos inevitables de nuestra memoria y nuestras propias circunstancias.
Es el artista que íntima en el autorretrato quien nos invita a mirarnos -aún cuando busquemos ignorarlo- y hace uso de su gran destreza plástica para lograrlo.
La práctica del autorretrato en José Antonio Farrera es recurrente y siempre precisa. No puedo dejar de pensar en el Autorretrato garbancero (2012, Óleo sobre tela,140 x 120 cm) que forma parte de la colección ArtCage.

Es en aquella pieza de mayores dimensiones, que la mirada nuevamente asume su posición protagónica. En ella, vemos a un Farrera que se muestra de cuerpo entero, enfundado en un traje negro y sosteniendo una calavera en la mano derecha, reconociendo ese memento mori inobjetable.
En contraposición, en el premiado Autorretrato confinado II. El abrazo vemos a un Farrera con las manos en los hombros desnudos, en un gesto de abrazarse a sí mismo. Soledad, fragilidad, vulnerabilidad; las apreciaciones las dejo al espectador.
Mirar estas dos obras nos habla de tiempos distintos no solo del pintor, sino de nosotros mismos y sin duda, ratifica la importancia del autorretrato en el trabajo del artista.
Estoy convencido de que la práctica del autorretrato y la existencia de Bienales Nacionales como la Rubén Herrera permiten mirar el trabajo de un artista como un ejercicio de reflexión sobre la forma de ver el mundo desde sí mismos y, en estos momentos, se convierte en un detonador para la reflexión e introspección en el espectador.
La Bienal organizada por el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo se ha consolidado como uno de los certámenes de mayor importancia en México y sin duda, el premio al primer lugar otorgado en este 2021 al maestro Farrera, lo consolida como uno de los pintores más trascendentales de nuestros tiempos.

La obra de José Antonio Farrera Autorretrato confinado II. El abrazo (2021 Óleo sobre tela. 80 x 90 cm) premiada con el primer lugar de la Tercera Bienal Nacional de Autorretrato Rubén Herrera, es un testimonio de la práctica pictórica del autor que lo consolida como el destacado pintor que es y su compromiso con la pintura.