En la Galería Oscar Roman
Unos días después de la inauguración nos escapamos a la Galería Oscar Román para disfrutar de la
exposición La identidad y la diferencia. Durante nuestra visita nos acompañó el curador Emmanuel Razo,
quien compartió con nosotros una rica charla en torno al proceso de selección de las obras, la variedad
del acervo y lo que significa para él la diversidad.
La identidad y la diferencia es una muestra heterogénea y ecléctica en la que convergen diversas
generaciones, técnicas y conceptos, los cuales apuntan a la diversidad como hilo conductor. Esta ocasión
te compartimos algunas de las obras que más llamaron nuestra atención.
Identidad sin género está compuesta por una serie de retratos e ilustraciones digitales en las que se
despliegan elementos biológicos y anatómicos que unifican al ser humano más allá del género u sexo. El
trabajo de Juan Pablo Catalayud nos invita a observarlo con detenimiento, poner atención en los
detalles y la forma en la que la ilustración se une a la fotografía, los detalles orgánicos se funden con los
rostros de forma armónica haciendo de este político una obra que deleita la mirada e invita a la
reflexión.
En el mismo espacio encontramos Burlesque de Luis Filcer, una pintura de formato medio que resulta imposible no
mirar. El color rojo intenso del fondo contrasta con la silueta rosada casi blanca, la figura de
pronunciada curvas y larga cabellera es la protagonista. Si miras con atención descubrirás la forma en la
que la pintura se aglutina formando plastas que dotan de texturas al lienzo invitando a tocarlo.
Continuamos nuestro recorrido por la segunda planta de la sala Felisa Román, la cual está dividida en
tres partes, lo cual permite continuar el recorrido de manera libre. Nosotros elegimos comenzar por el
espacio central, ahí nos encontramos con obras que van desde la fotografía hasta la escultura, la
diversidad en técnicas y materiales se unifican en el discurso del amor.
Una pieza que sin duda llama la atención es la escultura en plata de Delia González, una sostiene un
corazón sobre el cual se posa una mariposa. La libertad de entregarme al amor es el título de esta
escultura, el cual pone manifiesta el ejercicio de la libertad más allá de todo. Una metáfora
tridimensional del derecho universal a amar.
En este espacio nos encontramos con diversas representaciones de parejas, las cuales comparten su
intimidad con el espectador. La pieza de Fernando Escárcega “Fershow” retrata a una pareja en la
cama, en un entorno poco habitual en el cual, la habitación es sustituida por la calle. Un espacio público
en el cual todos somos libres de manifestar el amor.
Después de nuestro encuentro con la intimidad compartida (así decidimos llamar a ese pequeño
espacio), seguimos con el espacio que está a la izquierda. El cual nos exhorta a observar las diversas
formas de plasmar el cuerpo, frente a nosotros se despliegan una serie de piezas cuya temática es el
cuerpo humano al desnudo.
Nos encontramos con el trabajo de Nahum B. Zenil. Una obra en pequeño formato en papel de tono
sepia se presenta un personaje alado, el cual evoca a un Ángel cuyo detalle anatómico destaca la fuerza
de los músculos y las plumas. El ángel deja ve una porción de su rostro con barba de color negro intenso
el mismo tono de su cabello, si vemos con atención notaras el cuidado de los trazos.
Sugiere es una escultura de Marcos Vargas, en se aprecia el movimiento de carga y descarga, los
músculos de las piernas y los brazos. Esta obra tiene los ojos cerrados, la cabeza ligeramente inclinada
dando sensación de movimiento, al pararnos ligeramente alejados nos dimos cuenta de el juego de
luces y sombras que genera la escultura.
Para visitar el último espacio de la planta alta recorrimos un pequeño pasillo, un muro frente un espejo
sirve de escenario para las piezas, ahí cuelga un colorido textil, cuya elaboración nos remonta a los
textiles tradicionales, sin embargo, llama la atención el uso de los colores del arcoíris. Xaneri es una
pieza textil conjuga la raíces del indígenas de Damian Gerardo con su contexto. El artista materializa en
todo aquello que lo identifica.
Llegamos al último espacio, el cual está divido en dos secciones. El primero nos recibe con una selección
ecléctica en la que la pintura es protagonista, de nueva cuenta el cuerpo se manifiesta, sin embargo,
esta ocasión nos atraen dos obras, cuya composición nos invita a mirar con detenimiento. Barbas para
desatar la lujuria de Jesús Urbieta es una pieza de gran formato, la cual se conforma por dos personajes
cuyos cuerpos y facciones son similares con pequeñas diferencias en los genitales. Ciertamente, el fondo
está constituido por figuras botánica que remiten a los órganos sexuales sin necesidad de definirles.
Nos volteamos e inmediatamente nos sentimos atraídos por los tonos azules y la textura de Jazzamoart,
quien en su Desnudo nos presente un cuerpo compuesto por brochazos pequeños y medianos a través
de los cuales se va definiendo un cuerpo de piel clara, pero colorida. Podemos reconocer tonalidades
pasteles rosa, lilas, azules y verdosas que se conjugan con el azul profundo.
En la última parte de nuestro recorrido la luz nos permitió apreciar a detalle el trabajo de Laura
Quintanilla, una escena de carácter intima en la cual una persona descansa sobre la cama. El cuerpo en
escorzo nos permite ver la calidad del trabajo anatómico, así como los detalles de la habitación en los
cuales destacan la venta con la persiana entre abierta. La forma en la que está compuesta la obra
permite que los espectadores nos integremos, no somos ese otro que observa por la venta somos aquel
que está detrás del cuerpo.
Al final de nuestro recorrido nos topamos con dos obras, las cuales desde nuestra mirada son
complementarias. Ambas piezas están compuestas por un solo personaje, con líneas delicadas y
colores tenues quedan expuestos ante nosotros dos cuerpos con pene. La primera obra (la de arriba)
es una escena intima. La cabeza descansa sobre la superficie, el personaje barbado de facciones finas y
definidas descansa frente a nosotros. Aproximarse a la diferencia es una invitación visual a descubrir a
ese otro, al ajeno, a reconocerle y conocerle desde sus divergencia. Por último, Ir al encuentro de la
diferencia hace evidente aquellas parte del cuerpo que rara vez es vista, ante nuestros ojos un cuerpo
desnudo nos muestra el ano, ahí sin más en una posición acrobática con el cuerpo sobre una mesa, eso
que nos negamos a ver pero que existe. El trazo delicado y definido, así como la incorporación del
título a la obra son elementos característicos de Roberto Zamarripa.
Después de hora y media de charla con el curador, entre risas y reflexiones nos despedimos de la
galería.