En la galería Art Space México
Libres, autónomas, curiosas, gozosas, furiosas y monstruosas, así son las mujeres representadas en el corpus obra que conforma la exposición Criaturas Salvajes curada por Liz Misterio, que se estará presentando en la galería Art Space México hasta el mes de agosto. Es la primera vez que este espacio tiene una exposición totalmente conformada y creada por mujeres, hecho que celebramos, puesto que hablar de mujeres y cuerpos feminizados desde la diversidad invita al cuestionamiento y la reflexión.
La representación y conceptualización del cuerpo ha sido un tema recurrente en el arte, la construcción del cuerpo femenino a través de los trazos, pinceladas, imágenes e ideales desde la visión masculina fue por mucho tiempo una constante. Dejando a las mujeres fuera de algo propio, íntimo y tan personal como su corporalidad, puesto que más allá de la representación está la forma la autoconcepción, el conocimiento y la compresión del ser.
Criaturas Salvajes está compuesta por 27 obras y 8 artistas que, a través del dibujo, la pintura y la escultura manifiestan su intimidad, memorias, recuerdos y cuestionamientos. Entusiasmados por el tema y el espacio nos decidimos a visitarla, agendamos la visita y fuimos recibidos por Armando Martínez, director del espacio, quien nos contó un poco sobre la galería, las obras, las artistas y la curadora.
Entre colores, en especial el rosa, líneas y detalles iniciamos nuestro recorrido. El trabajo de Delilirum Candidum, Alejandra Contreras Sieck, Isabel Rivera Torres Ayala, Frida Sánchez Ríos Abarca, Iurhi Peña, Ingrid Cota Morgan, Elisa Malo, Carolina Bailón y Carolina Berrocal se entrelazan en la representación de mujeres fuertes, corporalidades diversas, cuerpos que materializan la agitación, la excitación y la convulsión ante la vida. El cuerpo a territorio de afectos y efectos se extienda más allá de las fronteras físicas para desborda las visiones, emociones e ideas entorno a lo femenino.
Ante nuestros ojos se exponen explícitamente mujeres que rompen con todo estereotipo, no son sumisas, no son pasivas, no son musas, son creadoras, son fuertes y salvajes. El valle de las mamadas de Delilirum Cadidum es una escena paradisíaca, cuerpos femeninos que gozan, se ejercitan y conviven entre tonos pasteles en un acompañamiento y complicidad que se comparte con el espectador.
Después de un ejercitar la vista nos colocamos frente a Gatafiera , una obra de gran formato que nos inunda. Una mujer de cuerpo completo, una cabellera voluminosa y una pose que desborda sensualidad nos recuerda a Venus. La mujer diosa poderosa, consciente de su ser es acompañada por un felino, un espíritu fiero y libre como ella confronta a quien la mira. Esta pieza de Frida Sánchez Ríos Abarca combina una representación tradicional con la estética callejera.
En la obra Desayuno con conchas, cuyo título es un guiño a la representación, la artista Carolina Bailón se representa dando un lengüetazo a la concha. Actividades como el baño, el desayuno y el encuentro íntimo consigo misma en soledad cobraron un nuevo significado durante el aislamiento, el encuentro con lo cotidiano y el encanto de los pequeños placeres también puede ser abrumador.
Estar bien de Carolina Berracol nos resultó muy atractiva, la pequeña escultura en cerámica nos convierte en testigos/observadores de uno de los momentos más íntimos del personaje. Estar en la regadera, sentir el agua correr por el cuerpo, el acto de enjabonarse y recorrerse es también un acto de reconocimiento; en un espacio tan privado como el baño nos permitimos ser vulnerables, llorar, reír, disfrutar y gritar todo ello puede suceder al mismo tiempo.
En la penúltima y última parte de la exposición nos proponen un encuentro frontal con la sexualidad, la memoria y el ritual. La idea de mujer y la construcción de lo femenino fue por mucho tiempo limitada por cánones morales, patriarcales y machistas, los cuales limitaban, censuraban y castigaban el placer, el cuerpo, las emociones así como las conductas. Por siglos, la sensualidad y erotismo desde la mujer y para la mujer fue un tabú, limitado a siempre al placer y la aprobación del otro.
Salvajes, monstruas, bravas, agitadas, radicales y presentes así sin tapujos nos confronta con instalaciones, intervenciones y una estética estridente es como concluye Criaturas Salvajes. Una exposición desde la mujeres para todo ente que decida visitarla.
Maravilloso ver la expresión y crítica de las mujeres sobre la vida y su forma de representación colectiva.
Muchas gracias por tus comentarios y por leernos.